Por Jesús Edgardo Mela1
Corría el año 1954, de la orquesta del maestro Pugliese se retiraba Alberto Morán y, junto a él, su presentador Mario Soto, que había logrado junto a Jorge Caldara (bandoneonista) el éxito del tango “Pasional” con la voz del mencionado cantante.
Para ese momento el Negro Mela se desempeñaba en el famoso Tango Bar de la calle Corrientes como la voz de la casa y presentador de los números artísticos que no tenían esa posibilidad.
Por su parte, Pugliese no podía conseguir un presentador. Los que pasaron no lo conformaban ni a él ni a su público. A varios que se animaron a la prueba sufrieron la desaprobación del público, en algunos casos con silbidos y en otros con cargadas típicas de esos años.
Fue entonces que Osvaldo Ruggiero le dijo a Osvaldo: “nuestro presentador está en el Tango Bar”, Pugliese le dice: “el Negro Mela, vayan a buscarlo”.
El primer encuentro con el maestro y los muchachos fue en el club Defensores de Santos Lugares, sito en la localidad homónima de la provincia de Buenos Aires.
Finalizada la actuación acordaron un mes de prueba.
Llegando al mes se produce un acontecimiento que unirá por 19 años al Negro Mela con la orquesta de Osvaldo Pugliese.
Una noche de mucho frío, en la actuación de la orquesta en el Club Atlanta, se plantea una situación que ya no era sorpresa para la orquesta: ingresa la policía federal para retirar del baile a Osvaldo por su militancia en el partido comunista.
El ingreso de ésta no fue visto por el público que estaba de espalda a la entrada.
Y aquí la anécdota que sella al Negro Mela como presentador y glosador de Osvaldo Pugliese y a posteriori representante. Papá se acerca a Osvaldo para preguntar que tangos debía anunciar. Cuando él va a decirlos, se escucha desde el público la voz de una persona claramente ebria, pidiendo a viva voz el tango “La guitarrita”… y vuelve a pedirlo, entonces Osvaldo accede al pedido. Cuando mi padre inicia su camino hacía el micrófono se vuelve a escuchar el pedido, tantas veces lo repitió esa voz ebria, que al llegar al micrófono el negro Mela improvisa la siguiente glosa:
Quedate piola noherma,
Que está la yuta en tapuer.
Nieri al mionca, te pintan
Las datileras y el soco
De la radiotelefonía batió
Noche muy fría
El cuadro es de cemento
Y si te lo mojan,
Como la pasamos cuñado
Toda la noche adentro.
Quedate piola,
Te lo pido por la viejita
Que ahí va el tango
Que me pediste “la guitarrita”.
Papá la tuvo que repetir cinco veces, lo bajaron del escenario y lo llevaron en andas gritando la barra: “Pugliese no se va, Pugliese no se va”. Y no se fue.
Papá de una prueba de 30 días paso a ser su presentador por 19 años.
En el año 1959 antes de emprender la gira por Rusia, China, Pakistán, Uzbekistán, Asia Central, París y Lisboa, grabó su gran éxito con la orquesta: el recitado de La Cumparsita de su autoría llamado “El hombre de la pata e’ palo”.
En esa grabación los cantables estuvieron a cargo de Carlos Guido en el inicio, Jorge Maciel en el final y, en el medio, el recitado de papá.
Hubo un antes y un después en la carrera del Negro Mela.
Su participación en la orquesta del maestro lo marcó para siempre.
Con el tiempo se hizo cargo también de la representación de la orquesta programando las giras por el interior del país. Participo de la gira que hiciera la orquesta del maestro por los mencionados países.
Teniendo un gran éxito tanto la orquesta como mi padre. Nunca habían visto un presentador. Pero lo que más gustó fue cuando mi padre bailó con el varón que conformaba la pareja de baile que la delegación había llevado, Toto Rey. Tanto la actuación en la televisión de Moscú como en las diferentes presentaciones en vivo fue ovacionado.
De esta vinculación en primer término profesional, paso a una más personalizada. Junto con mi madre visitábamos la casa de Osvaldo.
Ahí estaba Doña Chola para los amigos, su nombre María Concepción Florio, madre de Beba Pugliese y tía del chocho Florio gran cantor.
La orquesta paso a ser eje de la vida de la familia Mela.
Cuando los muchachos deciden armar el Sexteto Tango (Julián Plaza, Osvaldo Ruggiero, Víctor Lavallén, Emilio Balcarce, Oscar (Cacho) Herrero y Alcides Rossi) le ofrecen a mi padre la representación de éste. Él agradece el ofrecimiento, pero lo declina para continuar con Osvaldo.
Siempre que abordábamos su llegada a la orquesta, sus viajes por el interior y, por supuesto el que llevó casi seis meses por Europa y Asía, nos reíamos porque él venía de una familia muy pobre y nunca se hubiera imaginado tal trayectoria.
Surgido de un certamen organizado por Santiago Carmelo como recitador campero, pasando por el primer conjunto folklórico de Santiago Ayala “el Chúcaro”, un interinato en la orquesta del maestro Coral, ser la voz oficial del Tango Bar hasta, por último, ser el presentador de Pugliese.
Siempre me decía que cuando lo vivió no le dio la trascendencia que tenía. El paso del tiempo lo hizo tomar conciencia de la importancia que tuvo en su vida, y en la nuestra.
Algo muy singular pasó con el Negro Mela ya que, a pesar de tener Osvaldo un presentador de la calidad de Mario Soto, el que más transcendió fue papá. Eso es algo que siempre conversábamos y que a él también le llamaba la atención.
Es evidente que su paso por la orquesta del maestro lo marcó a fuego.
Lo particular de su paso por la orquesta es que Osvaldo siempre mostró un gran cariño por papá y mi viejo por él, que iba mucho más allá de la relación de trabajo.
Ese cariño pasó de Osvaldo a Beba y de mi padre a mí, extendiéndose hasta el presente en una relación de mucho cariño con beba y sus hijos.
Para finalizar, debo decir que agradezco a Dios y a la vida la posibilidad de haber compartido tantas cosas con el troesma y su familia, con los muchachos, en especial con Jorge Maciel y su esposa y el maestro Mosalini.
No puedo cerrar sin mencionar la gran alegría que me causó, la convocatoria del amigo José Valle, para escribir estas palabras, breves pero muy sentidas.
1 Glosador, presentador en el tradicional Marabú e hijo del Negro Luis Félix Mela.