Un hombre del pueblo
Por José Valle1
Una de las grandes satisfacciones que me dio la vida fue conocer a Hugo Del Carril, me lo presentó el actor y cantor Juan Carlos Lamas (de quien yo era representante). Compartimos una cena en el recordado restaurante “Sortilege” -que estaba en la intersección de las calles Paso y Alem de Mar Del Plata- y varias charlas, café mediante, en la Confitería del Molino ubicada frente al edificio del Congreso Nacional, en el barrio porteño de Balvanera. Don Hugo era un hombre elegante, culto, respetuoso, nunca te tuteaba, una leyenda viviente, un ícono de la cultura nacional y popular.
Piero Bruno Hugo Fontana –tal su verdadero nombre- nació en una casona ubicada en la avenida San Pedrito 256 del barrio porteño de Flores el 30 de noviembre de 1912, era hijo del arquitecto Ugo Fontana, nacido en Milán, y de Orsolina Bertani, oriunda de Reggio Emilia. Sus padres se separaron cuando Hugo tenía ocho años de edad, motivo por el cual se crió con sus padrinos franceses Alina y Francisco Faure. Al respecto, Del Carril manifestaba: “Yo fui abandonado por mis padres cuando tenía ocho años y nunca los perdone. Tiempo después cuando mis padres estuvieron mal los cuidé hasta que murieron. Eso sí, jamás fui a visitar su tumba porque nunca los perdoné. Yo soy así”.
Compartió la adolescencia con Floreal “el Tata” Ruiz, con quien solían dar serenatas por los barrios y con quien conservó una profunda amistad durante toda la vida. Floreal decía sobre su amigo “Hugo fue un hombre extraordinario, de una conducta intachable, un hombre generoso, siempre dispuesto a dar una mano a quien la necesitara, incluso a quienes en algún momento lo dañaron”.
En 1927, mientras trabajaba en una fábrica de jabón y en una cristalería, realizó una de sus primeras presentaciones con los Hermanos Leguizamón bajo el nombre de Pierrot. A la edad de dieciséis años le tomaron una prueba radial en Radio Bernotti, en la que posteriormente se desempeñó como cantor y locutor bajo el seudónimo de Oro Cáceres. Utilizó varios seudónimos, entre ellos Hugo Font, Alejo Pacheco Ramos, Hugo Caures, Hugo Riobo y Carlos Cáceres. Con este último formó parte en 1933 de un trío junto a Emilio Castaing y Martín Podestá que luego se denominaría Trío París. Al poco tiempo conformó el dúo Acuña-Del Carril en donde adoptó el nombre Hugo del Carril; fue precisamente el otro integrante, Roberto Acuña, quién lo bautizó de esa manera, el dúo duró cuatro años hasta que se produjo la muerte de Acuña.
El director de radio Nacional lo convocó para actuar como solista con el acompañamiento de guitarras. En 1936 grabó para discos Víctor con la orquesta de Tito Ribero, quien luego se convertiría en su director y asesor musical.
Ese mismo año participó en la película “Los muchachos de antes no usaban gomina” que tuvo como protagonistas a Florencio Parravicini, Mecha Ortiz, Santiago Arrieta e Irma Córdoba, donde cantó el tango “Tiempos viejos” cuya autoría era del director de la película Manuel Romero, con música de Francisco Canaro. Hugo del Carril, por su voz, estampa, sonrisa, perfecta dicción y simpatía, no pasa desapercibido e ingresa de lleno al mundo del cine.
Lumiton lo contrató para filmar tres películas: “La vuelta de Rocha” junto a Amanda Ledesma, “Tres anclados en París”, con Florencio Parravicini y Tito Lusiardo, y “Madreselva”, con Libertad Lamarque.
En 1939 junto a Sabina Olmos filma “La vida es un tango”, protagonizada también por Parravicini y Lusiardo. Ese mismo año participó en “Gente bien” e interpretó a Gardel en la exitosa película biográfica “La vida de Carlos Gardel” que llevó a que lo compararan y lo vieran como el sucesor natural de su ídolo y referente fallecido cuatro años antes. Entre otras películas, protagoniza “El astro del tango” una vez más junto a Amanda Ledesma, “Confesión” (1940), “La canción de los barrios”, “En la luz de una estrella” y “Cuando canta el corazón” (1941).
En 1943 protagonizó con Aída Luz “La piel de zapa” y actuó una vez más con Sabina Olmos en “Pasión imposible”. Estrenó al año siguiente la comedia “Los dos rivales”, junto a Luis Sandrini, y en 1945 protagonizó “La cabalgata del circo”, de vuelta con Libertad Lamarque y María Eva Duarte.
Ya convertido en una estrella del canto y la actuación realiza giras por todo el país y el exterior.
Adhiere políticamente al naciente movimiento encabezado por el Coronel Juan Domingo Perón, con quien Hugo del Carril entabló una profunda y sincera amistad desde el momento que lo conoció; así lo relataba: “Yo fui, soy y seré peronista. En el año 1943 conocí a Perón, que en ese momento era Ministro de Guerra, la vez que le traje un mensaje del presidente de México, que en ese entonces era Manuel Ávila Camacho”. Sobre el 17 de octubre de 1945 recordaba: “ese día empecé a caminar por la Avenida de Mayo hacia la plaza. El único conocido que encontré, el único hombre del ambiente, fue Enrique Santos Discépolo”.
Hugo Del Carril fue peronista desde el nacimiento del movimiento, por convencimiento, por una firme convicción que lo impulsaba a defender a los más desprotegidos, pero nunca fue un obsecuente, sino consecuente con el peronismo.
En el año 1949 graba la “Marcha peronista” junto a la orquesta del pianista, director y compositor Domingo Marafiotti,y el coro de Fanny Day (Fanny Brenner), con texto de Oscar Ivanissevich (algo más reducido que la versión original de 1948). La referencia al “primer trabajador” que contiene la letra, se corresponde con una frase del secretario general del sindicato de trabajadores ferroviarios (Unión Ferroviaria), el socialista José Domenech, que en una asamblea sindical realizada en Rosario presentó al entonces coronel Juan D. Perón diciendo “Perón es el primer trabajador argentino”.
Protagoniza la emblemática película “El último payador” estrenada el 9 de febrero de 1950. Inspirada en la vida del payador José Bettinotti, escrita por el poeta y letrista de tango Homero Manzi y dirigida por el propio Manzi y el francés Ralph Pappier.
El 19 de mayo de 1949 estrenó su primera película como director y guionista, “Historia del 900”, encabezando además el elenco junto a Sabina Olmos, Santiago Arrieta, Guillermo Battaglia, Angelina Pagano y José Olarra.
Dirige e interpreta “Las aguas bajan turbias” (basada en el libro “El río oscuro”, de Alfredo Varela) estrenada el 9 de octubre de 1952. La película fue un gran éxito popular y se estrenó en Estados Unidos y en Europa, pero fue prohibida por el subsecretario de Difusión y Prensa Raúl Apold, con quien estaba enfrentado.
En toda esa década dirigió otros filmes: “La quintrala”, “Mas allá del olvido”, “Una cita con la vida”, “Las tierras blancas”, “Culpable” y “Esta tierra es mía”.
La Revolución Libertadora que derrocó a Perón detuvo a varios artistas peronistas, entre ellos Hugo del Carril. Sus películas fueron prohibidas y el actor estuvo preso en la Penitenciaría Nacional durante cuarenta y un días. Allí, según relatara el cantor de boleros y actor Raul Carrel, “un jerarca del nuevo régimen le ofreció no ser molestado y la posibilidad de continuar con su carrera plagada de éxitos a cambio de que realizar unas declaraciones contrarias a Perón. Le bastó una palabra para explicarse ¡Jamás!, ese hombre era Hugo del Carril”. El ex presidente constitucional Héctor Cámpora contaba que Del Carril todas las noches mientras estuvo detenido “se acercaba a los barrotes que daban a la Avenida Las Heras y a todo pulmón cantaba la marcha peronista”.
No se lo halló culpable de delito alguno y fue liberado.
Como cantor dejo versiones memorables de tangos como “Mano a mano”, “Nostalgias”, “Igual que una sombra”, “Porque la quise tanto”, “Malevaje”, del estilo “Pobre gallo bataraz”, los vals “Pobre mi Madre Querida”, “Luna de arrabal” y “Cuando miran tus ojos” (interpretado en la película “Amalio Reyes, un hombre”) y una interpretación antológica de la canción escrita por Horacio Guarany “Si se calla el cantor”. Contaba el autor que Del Carril lo llamó para pedirle autorización para cambiar una palabra de la letra, y siempre resaltaba ese gesto de respeto de Hugo hacia el autor: la letra original dice “Si se calla el cantor se quedan solos/ Los humildes gorriones de los diarios./ Los obreros del puerto se persignan/ quién habrá de luchar por su salario” y Del Carril canta: “Los gorriones de los barrios” y
“Los obreros del pueblo se persignan”.
En 1957 dirigió y protagonizó junto a Gilda Lousek “Una cita con la vida”, en donde también se inició Graciela Borges.
Tras recuperarse de un infarto que sufrió en Montevideo en 1958, dirigió y protagonizó en 1960 la muy buena película “Culpable” y en 1961 “Amorina” y “Esta tierra es mía”, las cuales contaron con la participación de Tita Merello.
En 1963 se convierte en el conductor del mítico programa televisivo “Grandes valores del tango” una creación de Alejandro Romay.
Posteriormente protagonizó y dirigió “La calesita”, “La sentencia” y “Buenas noches, Buenos Aires”, el primer musical a color del país, que contó con la participación de Tito Lusiardo, Beba Bidart, Néstor Fabián, Virginia Luque, Mariano Mores, Jorge Sobral, Antonio Prieto, Ubaldo Martínez, Julio Sosa y Aníbal Troilo. Luego protagonizó “El día que me quieras” y, dirigido por Enrique Carreras, las películas “Viva la vida” y “Amalio Reyes, un hombre” (con guión de Norberto Aroldi según la novela “El romance de Amalio Reyes”, de Cátulo Castillo).
En 1970 grabó un disco con la dirección de Osvaldo Requena y al año siguiente encabezó el programa televisivo “Tango Club” por el Canal 11. En 1972 actuó con Tita Merello en una carpa en Mar del Plata y en 1973 protagonizó “Siempre fuimos compañeros”. Tras la vuelta de Juan Domingo Perón al poder le ofrecen la dirección del Instituto Nacional de Cinematografía pero lo rechazó y pidió que designasen a Mario Soffici, permaneciendo él como asesor.
En 1975 dirigió su última película, “Yo maté a Facundo”, que narraba las andanzas de Santos Pérez, asesino del caudillo Facundo Quiroga, con elenco encabezado por Federico Luppi en el que se destacaban José María Gutiérrez, Norma Sebré, Carlos Cores, Guillermo Murray, Beto Gianola, Juan Carlos Lamas y Raúl Carre.
Tras el nuevo golpe de estado que derrocó a María Estela Martínez de Perón, fue nuevamente prohibido.
En 1985 recibió el Premio Konex. y en 1986 fue nombrado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires en un acto en el Teatro Presidente Alvear.
En 1988 sufrió un infarto de miocardio en Mar Del Plata y tras recuperarse asistió a un homenaje que se le realizó en el estadio Luna Park, en dicho evento expresó «Todo lo que hice fue con buena intención. Si las cosas me salieron bien o mal, no lo sé. Pero sí sé que siempre me entregué con alma y vida a lo que quería». El actor murió poco después, el 13 de agosto de 1989, en el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires, por problemas cardiacos. Fue velado en el Palacio de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y sus restos sepultados en el Cementerio de Olivos.
Fue pareja durante diez años de Ana María Lynch, a quien conoció en el rodaje de “Madreselva”. Posteriormente formó pareja con Gilda Lousek y finalmente se casó en 1959 con Violeta Courtois, una bellísima mujer que era empleada en Sadaic con quien tuvo cuatro hijos: Marcela Alejandra (1963), Hugo Miguel (1965), Amorina (1966) y Eva. Su esposa murió 12 de abril de 1986 y desde ese momento Hugo ya no fue el mismo, pasaba por largas etapas de profunda depresión, solía decir “Todas las noches, cuando me acuesto, recorro a mis muertos. La lista es cada vez más larga, pero los voy evocando lentamente. Recuerdo a cada uno de mis viejos amigos y disfruto de nuevo los momentos felices que pase con ellos. Eso me acerca a Dios, y así, despacito… me quedo dormido”.
1El autor es historiador del tango, escritor, productor cultural, Director del Festival Nacional de tango “Carlos Di Sarli” de Bahía Blanca.