Por Gabriela Biondo1
“La música de la ciudad, el tango, en cambio tiene la extensión de las pasiones, es la música sacada de adentro, ríe, sufre, ama, odia, ridiculiza y por encima de todo el vértigo de los puertos, de las razas, de los vientos y de las velas que traen canciones y nostalgias enganchadas en sus banderines”.
Homero Manzi
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo pretende rastrear los indicios más antiguos del tango en la ciudad bonaerense de Bahía Blanca para corroborar la hipótesis que sostenía el Dr. Eduardo Giorlandini3 sobre la simultaneidad del desarrollo del tango en la Capital Federal y Bahía Blanca, argumentando que recibimos inmediatamente el influjo cultural de la ciudad de Buenos Aires; uno de los motivos a los que adjudicaba esta característica fue el Puerto de Ingeniero White.
A priori, podría plantear la semejanza estética y cosmopolita del puerto de Bahía Blanca (localidad de Ing. White, Guaite para los locales) y el barrio de La Boca: lugares a los que parece que el tiempo no les ha pasado, que conservan sus fachadas centenarias, las viejas cantinas, empedrado y evocación permanente a tiempos pasados en que las novedades, los afectos, la prosperidad… la vida llegaba en barco.
Si pensamos en los próceres que Bahía Blanca ha dado al tango encontramos, en los albores del siglo XX, nombres de relevancia como Augusto P. Berto, Juan Carlos Marambio Catán, Carlos Di Sarli, Francisco Amor, Armando Lacava, los Hermanos Persia y, posteriormente, Mario Iaquinandi, contando entre quienes se formaron musicalmente en la ciudad a Juan Carlos Cobián (que vivió en la ciudad de los 3 a los 17 años) o Luis “Palito” Bonnat que desarrolló aquí sus inicios y final de carrera -aunque había nacido en Darregueira- y llegó a la orquesta del maestro Osvaldo Pugliese (1937-1940) en su paso por Buenos Aires.
¿Podemos hablar de tango en Bahía Blanca en tiempos del tango prostibulario?, ¿existió en el sur de la provincia lo que se llamó Guardia Vieja?, ¿se bailaba tango en las décadas del 10 y del 20 en la ciudad de los vientos?.
Las precedentes son algunas de las preguntas que intentaré responder en esta investigación sirviéndome de registros históricos como algunos ejemplares de carnet de baile (1910), diarios (La Nueva Provincia, Bahía Blanca, El comercial y las revistas Instantáneas y La Semana), bibliografía del investigador Eduardo Giorlandini, Olga Gil y otros autores contemporáneos.
BAHÍA BLANCA PUERTA DEL SUR Y DEL TANGO
El “fueye” de Tauro, todavía se estira…
Con su 2 x 4, guapo y compadrón.
Y Bonatt (¡Palito!) del cielo nos mira
llevando una estrella, como bandoneón.
Se fue con Di Sarli, o Cobián acaso…
Junto al bohemio mago, llamado Odronoff
Ya no hay “Costa Rica”, todo se fue al mazo,
semáforos rojos, nos dicen que no.
Fragmento de Bahía Blanca Antigua de Hugo Marozzi4
La inmigración habría de marcar las características de la ciudad, tanto en lo económico (ya que se transformó en un polo de desarrollo) como en lo cultural.
Bahía Blanca recibió una importante inmigración italiana, española, árabe y de otras nacionalidades, que forjaron una comunidad en armonía social, solidaria; los inmigrantes fueron gente de trabajo que se adaptó fácilmente a nuestro medio, formaron familia y contribuyeron a la grandeza de una ciudad que creció con el impulso público y privado, cultivando un ser nacional y comunitario. Bahía Blanca significó un lugar de preferencia; muchos inmigrantes se radicaron aquí luego de haber recorrido otras rutas y sitios del país.
Por su importancia, en el siglo XIX y por ley de la provincia de Buenos Aires, se la declara ciudad el 22 de octubre de 1895.
Las instituciones, el trabajo, la inmigración, los ferrocarriles, los puertos, la obra pública cumplida, el aspecto edilicio, la aptitud de sus tierras y el cultivo, las actividades culturales; la agricultura, la ganadería, la industria incipiente y múltiples actividades del proceso económico laboral, colocaron a la ciudad de Bahía Blanca en una posición destacable dentro de la provincia de Buenos Aires.
El puerto fue un importante vínculo con lo que llegaba desde otras latitudes y con la actividad económica que desde allí salía al mundo, pero no menos importante fueron las vías terrestres.
Con la inauguración del primer ferrocarril –la línea denominada “del Ferrocarril del Sud”, que con el tiempo habría de ser denominado “Ferrocarril Roca”- el 27 de abril de 1884 se unió a Bahía Blanca con la Capital Federal.
Posta del tráfico marítimo entre Buenos Aires y las costas atlánticas de la Patagonia, el Puerto de la Esperanza permitía al gobierno nacional consolidar las posiciones de vanguardia de la expedición colonizadora. También la vía Marítima permitiría que arribaran a la zona los elementos que luego compondrían las instalaciones ferroviarias, cuyos miles de brazos convergerían desde distintas partes del país.
La actual denominación de Ingeniero White se debe a un decreto firmado el 20 de junio de 1889, por el cual el gobierno reconocerá a quien se convirtió en eslabón entre las aspiraciones del poder central y las autoridades del Ferrocarril del Sud. Bahía Blanca fue entonces un ámbito propicio para la música, el baile y la canción, en todas sus expresiones criollistas, del campo y de la ciudad. Su gente no permaneció ajena a los fandangos, las antiguas milongas documentadas por los historiadores y comunes a las que José Hernández registró en la gran obra nacional, El Gaucho Martín Fierro, en 1872. En instancias posteriores asistió al influjo del fenómeno tango y absorbió el desarrollo producido desde Buenos Aires. Y le aportó creadores y cultores, con esencias que sintetizaban las culturas rural y ciudadana, en lo que se refiere a música, letras y querencias argentinas. De ello son paradigmas Augusto P. Berto (1889 – 1953), autor del tango “La Payanca”; Juan Carlos Marambio Catán (1895 – 1973) coautor de la letra de “El Choclo”, Juan Carlos Cobián (1896 -1953), bahiense por adopción, autor de “La Casita de Mis Viejos” (por alusión al lugar paterno, ubicado en Moreno 310, de Bahía Blanca) y Carlos Di Sarli (1903 – 1960), cuya vigorosa
inspiración se evidencia en el tango “Bahía Blanca”. La ciudad recuerda con orgullo también a sus hijos los Hermanos Persia, Francisco Amor, Armando Lacava, Roberto Achával.
Igualmente, al luthier Humberto Bruñini, al poeta Mario Iaquinandi, Julio S. Canata y a muchos otros reconocidos por el espíritu popular. El “movimiento” tanguista bahiense se destaca por su vigor y trascendencia, en la composición, la letrística, la danza; sus manifestaciones diversas, que tienen lugar en el teatro, el club, las instituciones sociales y los lugares públicos. La ciudad de Bahía Blanca acogió a distintos contingentes humanos inmigrados; gente con sus valores, sueños y sentimientos a cuestas, que cultivaron una vida sencilla de trabajo, solidaridad y esperanza.
Las raíces del tango en la ciudad de Bahía Blanca están incorporadas a la raigambre fundacional de la misma. Fue evolucionando con el baile, la payada y la música autóctona; con el tiempo se insertan la milonga y el tango.
“Bahía Blanca, puerto y puerta del Sur argentino” como expresó Osvaldo J. Ochoa -locutor, periodista radial y empresario publicitario- también lo fue del tango ya que aquí se formaron las llamadas Orquestas “Típicas” y “Características” que nutrían de música la ciudad, los pueblos y prácticamente la Patagonia misma, llegando a lugares remotos como Esquel o Comodoro Rivadavía.
El puerto, puerta de entrada y salida de tripulantes, marinería, barcos, barcazas y productos; estación de gentes con su parla y su música, desde la habanera hasta el tango y tango-milonga; sitio de habitantes permanentes y de paso, o intermitentes; lugar de concertación de gauchos y paisanos, troperos, productores, comerciantes e “inquilinos”, del café, la fonda, el figón, el cabaré y la “casa” con extranjeras y argentinas; los payadores, también incursionaron en la ciudad cabecera y en el Puerto de Ing. White.
Aquí se fue amasijando el género tanguero, como reflejo de Buenos Aires, influenciado por otras músicas, particularmente la exótica portuaria y la autóctona milonga bonaerense, la andaluza y la canzoneta griega con el acordeón, el fueye, la guitarra o la mandolina. Desde el puerto y desde la zona rural, se empujó a un lunfardo que fue síntesis de variadas franjas idiomáticas y vocabulario del tango.
De cuando el tango fue una fija
Descarto que para fines de la década del ´20 el tango era en Bahía Blanca moneda corriente, los Hermanos Pablo y Pedro Persia -nacidos el 29 de junio de 1911- debutaron en 1927 en el Viejo Bar Casal Catalá interpretando “La Cumparsita” y Pedro, como solista y con el tango “Las Margaritas”, inauguró en 1930 la emisora LU2 que tuvo orquesta propia al igual que las otras dos grandes emisoras locales: LU3 y LU7.
Nicolás Tauro llegó a Bahía Blanca a sus 30 años de edad, en 1932, contratado para actuar en La Central Muñiz5, de O’Higgins y Chiclana. El contrato era por tres meses, pero el músico se quedó para toda la vida. Ese mismo año formó su propia orquesta, siendo protagonista de la época de oro del tango bahiense. Actuó en LU2 Radio Bahía Blanca y en cuanto baile hubiese en la ciudad y la zona.
Mario Montani, bandoneonista, formó ocasionalmente la orquesta “La Lomuto” para cubrir un baile en 1931; en 1933 se sabe que Luis Bonnat (1917-1966) se incorporó a la orquesta de Eberardo Nadalini, donde también estaba Armando Lacava (1915-1989); por esos años, un adolescente Carlos Amado (1916-2012) integraba la orquesta del gran pianista Oreste Galandrini; para luego formar la propia que alternaba con un cuarteto. Junto a este reconocido bandoneonista trabajaron los músicos Alberto Ruggiero (durante 25 años), Oscar Orzali, Armando Giraudo y Avelino Príccolo; los violinistas Alberto Guala, José Balda, Tomás Blanco y Danilo Cenci; los contrabajistas Alberto Tenenti, Néstor Amado (su hermano) y Ricardo Belleggia y los bandoneonistas Luis Bonnat, Mario Rossi, Aníbal Vitali, Carlos de Arriba y Eduardo Castro, entre otros. Y las voces de Jorge Arévalo, Olga Cela, Héctor Polo, Enrique Verdini, Tito Dávila, Silvio Andrada y Rubén Cabral.
Según testimonio de Alberto Guala, violinista que vio cantar a Gardel en una de sus visitas a la ciudad (falleció en 2015, a los 95 años) la música popular era el único camino para trabajar por aquellos años: “Transcurría el año 1935, y yo había incursionado en la música popular, pues no había otra manera de asomarse a la profesión musical. Imprevistamente Antonio Totti, a quien conocía sólo de nombre pero respetaba como uno de los grandes maestros del momento, me llamó para preguntarme: ´Pibe, ¿querés tocar con mi orquesta?´. A los pocos días se produjo mi ingreso a LU2, la emisora que desde entonces formó parte de mi vida durante 23 años”. Guala se formó profesionalmente al lado de los grandes maestros de la música: Oscar Orzali, Mario Meloni, Francisco Brambilla y el propio Totti, quienes fueron sus mentores y lo guiaron de manera paternal cuando apenas tenía 17 años.
Según la revista dirigida por Osvaldo Pellettieri, la década del treinta fue sinónimo de los “años de oro del tango” en Bahía Blanca. Este fenómeno, reflejo del boom de la música ciudadana a nivel nacional, propició el surgimiento de importantes orquestas típicas locales: Antonio Totti, Carlos Amado, Antonio Panelli, Oreste Galandrini, Julio Martínez Serra y el maestro Scagnetti. Punta Alta no quiso ser menos y, según el relato de Pedro Frías, se habían formado orquestas propias como La Típica y Mazzini, que tocaban por las noches en los bares El Pampero, La Querencia, El Tokyo y El Central. Fuera de estas actuaciones en vivo, estaban las llamadas victroleras, chicas que pasaban por las vitrolas discos de pasta para regocijo de marineros y parroquianos en general. En esa época, Carlos Di Sarli llegó a dirigir una orquesta de señoritas, número muy común y apreciado, en el Bar Central de esa localidad.
Es menester mencionar la historia del tango de Punta Alta (ciudad que dista a menos de 30 km de Bahía Blanca) ya que estuvieron fuertemente emparentadas hasta la actualidad. La ciudad cabecera del Partido de Coronel Rosales, también portuaria, tenía gran actividad musical; en el periódico “La Época” del 21 de septiembre de 1911 se anuncia el programa del Bar Cinematógrafo “La Marina”: Cintas de alta novedad todas las noches. Orquesta de primer orden. Calle Humberto6. Punta Alta.
Primeros pasos del tango en Bahía Blanca
Si en los años ´30 el tango era el género elegido por los músicos y el público podríamos afirmar que la presencia del mismo venía de larga data.
Como datos fehacientes, podemos asegurar que Carlos Gardel estuvo en la ciudad en cinco oportunidades:
- Julio 1913
Segunda gran gira del interior del Cuarteto Gardel- Razzano- Salinas- Martino. Llegan a la ciudad desde Quemú-Quemú y actúan a la gorra en el Politeama Cassano, una gran carpa dispuesta frente a la Plaza Rivadavia (actualmente allí está Tribunales). Gardel, aún un artista desconocido, conoce a Ignacio Corsini en esta ocasión. - Viernes 6 al domingo 15 de septiembre de 1918
Actuación del Dúo Gardel-Razzano junto al «Negro» José Ricardo, guitarrista, y la orquesta de Roberto Firpo en el Teatro Municipal. Seguidamente actúa en el Bar La Marina de Punta Alta (16-09-1918). Gardel ya era un artista reconocido. - 27 al 29 de Mayo de 1924
Actúa junto a José Razzano en el Palace Teathe de Brown 182 (hoy bowling). Realizan tres funciones. Venían de Tres Arroyos y de aquí viajan a Tandil. - 24 al 27 de Febrero de 1930
Cuatro días de mucha actividad ya como solista. Con rotundo éxito se presenta en el Palacio del Cine (Chicana 174) que fuera una de las salas más lujosas y amplias del país (1300 butacas Pullman). El morocho se hospeda en el Hotel Muñiz. - Del 19 al 21 de Mayo de 1933
Gardel era un ídolo total y actuó los tres días de su estadía en el Palacio Del Cine. Nuevamente se alojó en el Hotel de la primera cuadra de la calle O´Higgins.En aquella visita, luego de llegar a la Estación de trenes, se produce su parada en el Café BarMiravalles junto al mago Odronoff, lugar donde hoy se ubica un monumento inaugurado en2011 frente al Hotel Muñiz donde el cantor solía alojarse y que, tras reiterados hechos devandalismo fue reemplazado en el Café donde el zorzal estuvo en 1933.
Intentando rastrear registros históricos de la presencia del tango en la primera década del sigloXX, solicité al Museo y Archivo Histórico de la ciudad los carnet de baile que se conservabande la época. Lamentablemente, el origen extrangero de los mismos y lo elitista de su utilizaciónno me dieron resultados positivos. Figuran piezas de los siguientes géneros: Waltz (vals), TwoSteps (baile con pasos largos y deslizantes donde uno de los integrantes de la pareja lidera y elotro lo sigue), Pas de Quatre (ballet entre cuatro bailarines, literalmente significa “paso decuatro”), Lancers (variación de la cuadrilla, danza que se hizo popular a fines del siglo XIX yse bailó hasta mediados del siglo XX en clubes de danza folclórica). Ver anexo 1.
Entonces, imaginando que los bailes de la alta sociedad podrían diferir de lo que se consumíaen los sitios populares consulté la hemeroteca de la Biblioteca Rivadavia (institución fundadaen 1882). Busqué en publicaciones de los años 1910 a 1916 donde no aparecieron nombres,excepto en el caso de obras teatrales (ver anexo 2), pero sí algunos indicios que nos permitensuponer que, sobre todo en los cafés de la ciudad, ya se hacía oír el tango en vivo.Una de las características de la ciudad, al menos desde principios del siglo XX hasta laactualidad, es la amplia oferta de institutos de formación musical, actualmente el Conservatorio Provincial de Música ylos docentes particulares hegemonizan el mercado pero hace 100 años atráseran muchas las academias queofrecían sus servicios, incluyendo al Conservatorio Williams en el que segraduaron Carlos Di Sarli y Juan CarlosCobián. La mayoría de las publicidades incluidas a continuación pertenecen aldiario Bahía Blanca de 1914:
Como es de esperar, también eran numerosas las casas de música (venta de instrumentos y
reparación) en la ciudad:
En las publicaciones de 1910 fue difícil encontrar específicamente un anuncio o noticia que hablara del “tango”, pero sí se promocionaban cafés y bares con orquesta en vivo, como en estas publicidades de La Nueva Provincia de ese año:
De 1913 es esta publicación del diario El Censor donde se anuncia domingo de Matinée en el Bar Apolo:
En 1915, la Revista La Semana -de gran contenido cultural-, anuncia la actuación del cuarteto Alonso en el Bar La Marina, en una página completa con sitios donde disfrutar de servicios gastronómicos y cinematógrafo, la atracción del momento, supongo, por la cantidad de sitios que ofrecían el servicio (Ver anexo 3).
En “La Siempre Verde”, sociedad recreativa de Ing. White que se inició en 1907, se bailó el primer tango en 1915 y los protagonistas fueron Haristoy, un joven de Villa Rosas, y Magariños, una muchachita de familia whitense.
Al año siguiente encontramos en el diario El Comercio del 28 de Octubre de 1916 la presencia de un trío que podemos considerar del género:
Olivo Parcaroli, nacido en Italia, fue de los primeros que, en el siglo XX, abrazó el tango en Bahía Blanca y fue maestro de los que vendrían. Luis Bonnat comenzó estudios con él cuando se trasladó con su familia a la ciudad en 1923, aunque no fue de sus primeros alumnos. El poeta bahiense Orfelio Tasistro, el 15 de abril de 1917, publica en la revista local Arte y Trabajo (Año II, número 32), una poesía titulada Tango en la que conceptúa implícitamente al tango canción que estaba surgiendo, “oficialmente”, con la pluma de Pascual Contursi:
Es terrestre tu origen, no divino
como el de danza, de ritual sagrado.
De la carne desciende y del vino.
Epicuro te hubiera apadrinado.
Cuando suenas, dijéronse quebrado
tu giro en un espasmo libertino,
y tu canto, que evoca algún pasado
neurótico, bohemio, femenino.
Resumes el nocturno devaneo
que el licor enrojece y el deseo.
Y, mientras con visiones de placeres
nuestra pupila varonil conturbas,
a tu voz se desdoblan las mujeres
en un desmayo sensual de curvas.
Utilizando los pocos datos concretos con los que contamos para la reconstrucción de los primeros años del siglo XX en Bahía Blanca, la información sobre las visitas de Gardel y las publicaciones presentadas, las biografías de los pioneros del tango y de los personajes más reconocidos que llegaron a la ciudad de Buenos Aires ya habiendo incluso compuesto obras del género (Juan Carlos Cobián partió de la ciudad en 1913, Carlos Di Sarli formó su Primera Orquesta en Bahía Blanca y compuso su tango “Meditación” en 1919) podríamos afirmar que el tango tuvo en Bahía Blanca un desarrollo precoz, recibiendo la influencia de la capital tempranamente y replicándola hacia el sur.
CONCLUSIÓN
A pesar de no haber aportado pruebas irrefutables de que el tango llegó a Bahía Blanca poco después de haberse desarrollado en Buenos Aires, se reúnen en este trabajo indicios de que hay altas probabilidades de que haya sido así: no simultáneo, pero sí con un breve desfasaje temporal.
Si en la segunda década del siglo XX ya hay datos concretos de su presencia en la ciudad, el período de gestación debió haber iniciado casi con el siglo. Sin embargo, son muchas las aristas que falta resolver: la música de los prostíbulos y de los bailes populares (que no salían en los diarios).
Este trabajo no es un punto de llegada sino uno de partida; es realmente interesante poder retroceder en el tiempo, ver reflejados tantos contenidos trabajados en el año como encontrar una publicidad de píldoras para prevenir enfermedades venéreas en 1910 o mención del sexo masculino como “el sexo fuerte”, la cita de los apellidos de las familias “bien” en eventos que daban prestigio, el anuncio de la música sin especificar de qué género se trataba como… ¿una forma de ocultamiento?.
El haber trabajado muchos años con el Dr. Eduardo Giorlandini, con el Lic. José Valle, el haber leído mucho y escrito sobre tango, contar con instituciones envidiables para cualquier ciudad como la Biblioteca Rivadavia, su hemeroteca que atesora, entre otras importantes publicaciones, todos los diarios editados en la ciudad desde 1883, y el Museo y Archivo Histórico municipal que me abrió sus puertas con toda amabilidad, buscando incansablemente los carnet de baile incluidos en el presente desarrollo, hicieron más fácil y placentera esta investigación que, estoy segura, continuaré.
NOTAS:
1 Realizado como Trabajo final del Posgrado en Historia Política y Social del Tango, FLACSO 2021, Prof. Gustavo Varela.
2 Revista Sintonía 1936.
3 Escritor, letrista, abogado laboralista, estudioso del tango y del lunfardo especialmente. Autor de la letra de “Aguja brava” musicalizada por Edmundo Rivero. Cuenta con 47 libros en su haber, más de trescientos artículos sobre diversos temas y columnas en programas de emisoras nacionales y locales; en 1966 fue incorporado como miembro de número en la Academia Porteña del Lunfardo.
4 Bandoneonista, compositor y director de orquesta que llegó a Bahía Blanca, desde su La Plata natal, por su trabajo ferroviario. Se convirtió en un ícono del tango de las últimas décadas del siglo XX no sólo por su labor como músico sino también por la producción de espectáculos frecuentes y la formación de cantores que se desempeñan en el género hasta la actualidad, entre ellos, la Señora Nora Roca, que recibió su nombre artístico del maestro Marozzi ya que “Roca” era la línea ferroviaria en la que se desempeñaba.
5 El edificio del hotel La Central Muñiz, ubicado en la esquina de Chiclana y O’Higgins, fue considerado “lo más valioso de la ciudad”. Fundado por Antonio Muñiz en la estratégica esquina frente a la Plaza Rivadavia y en diagonal con el Banco de Londres, comenzó a funcionar como hotel a fines del siglo XIX y fue ampliado en 1921, con un edificio que aún sigue operando con ese destino, en O’Higgins 23. Fundado por Antonio Muñiz en la estratégica esquina frente a la Plaza Rivadavia y en diagonal con el Banco de Londres, comenzó a funcionar como hotel a fines del siglo XIX y fue ampliado en 1921, con un edificio que aún sigue operando con ese destino, en O’Higgins 23.
6 Aún no se había asignado numeración a las calles.
BIBLIOGRAFÍA
- Biondo, G., Giorlandini E. y J. Valle; Carlos Di Sarli, El Señor con alma de niño. En un feca, Buenos Aires 2011.
- Biondo, G y Valle. J; “Roberto Achával, El último cantor de Pichuco”, Ed. En un Feca 2012.
- Giorlandini, Eduardo; Hermano Sur, Ed. Raigambre 1997.
- Gil. Olga; 100 Años de Tango. Al compás del crecimiento de Punta Alta. Editorial Grafimar 2002.
- Hosni, Evedith Adal, “CARLOS AMADO: ¡GRACIAS MAESTRO!”, Diario La Nueva 1 de marzo de 2012, www.lanueva.com/edicion_impresa/nota/1/03/2012/c31044.prt
- “Nicolás Tauro”, Con las formas de ayer, La Nueva, Punta Alta 24 de agosto de 2006, www.lanueva.com/nota/2006-8-24-9-0-0-nicolas-tauro
- “Falleció Alberto Guala y todos los violines están en silencio”, La Nueva, Sociedad, 22 de junio de 2015.
www.lanueva.com/nota/2015-6-22-0-42-0-fallecio-alberto-guala-y-todos-losviolines-estan-en-silencio - Guala, Alberto; “Memorias de la vieja LU2: 1935-1958 – Docencia musical de la radio”, suplemento “Ideas e Imágenes” publicado por “La Nueva Provincia” el 28 de mayo de https://tangomias.wordpress.com/2014/12/27/memoria-de-la-vieja-lu2/
- Julián Mansilla, ArchivoTango.com.ar
- Pellettieri, Osvaldo; “Historia del teatro argentino en las provincias” Revista El Archivo vol.I de El Archivo Histórico de Punta Alta. Edit. Galerna 2005.
- “La Central Muñiz”; La Nueva, La Ciudad. Con las formas de ayer, 12 de marzo de 2009 https://www.lanueva.com/nota/2009-3-12-9-0-0-la-central-muniz
- “Tangos de otro puerto”, El disco. https://tangosdeotropuerto.wixsite.com/tango/el-disco
- Valle, José; “Bahía Blanca es Tango”, La Nueva 11/4/2020.
ANEXO
Anexo 1
Hacía dos siglos, aproximadamente, el carnet de baile se usaba en los países de Europa latina y llegó a la Argentina para su uso en bailes que no eran populares de los barrios o de la periferia.
La joven era acompañada por los padres o algún familiar, recibía el carné, donde se anotaban los nombres de los que bailaban con ella y los temas y los géneros musicales. Aclara Eduardo Giorlandini en su artículo “Yo soy del 30” que, por causa de la censura, en ocasiones se ocultaba la denominación “tango”, como lo hizo más atrás Ángel G.Villoldo, con la música de “El choclo”, a la que llamó “canción criolla”, para no levantar la perdiz. Los padres de la joven se aseguraban el cierto control y algún conocimiento de los que podían ser candidatos para el casorio.
Anexo 2
Anexo 3